En Astorga, municipio de León, durante los diez días de celebración de la Semana Santa, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, ocho cofradías y hermandades, recorren las calles de la ciudad, mostrando un gran elenco de imaginería religiosa, acompañados por una multitud de fieles que visitan la ciudad durante estos días santos.
El transcurrir de los años ha supuesto un vuelco importante para esta Semana Santa de Astorga, que perdió parte de la autenticidad para ganar en brillantez, en espectadores y procesiones.
Los desfiles procesionales arrancan el Viernes de Dolores con un Vía Crucis procesional organizado por las Damas de la Virgen de la Piedad. Desde ese momento, y hasta el Domingo de Resurrección, la ciudad se llena del sabor a procesión y Semana Santa.
A destacar el Vía Crucis del Martes Santo, en el que participan todas las cofradías, y en los últimos años, representaciones de otras de los pueblos de la comarca.
Las procesiones con mayor eco de público son las de Las Palmas, el domingo de Ramos, con el Obispo y Cabildo, junto a las autoridades, todos con palmas en las manos, en la plaza Mayor y esperando la llegada del paso de la 'Borriquilla'.
Procesión especial el Viernes Santo de madrugada, desde Piedralba, recuperada por la Vera Cruz, con estación en el monasterio de Santa Clara, en donde las monjas entonan una Salve.
También el Viernes por la mañana sale el desfile del 'Encuentro' en que la plaza Mayor se abarrota de gente, junto a los pasos de la cofradía de Jesús Nazareno y Virgen de la Soledad, y en el que la emoción se rompe en un prolongado aplauso cuando los braceros levantan el paso.
Por la tarde la Procesión del Entierro, con la Vera Cruz y su Cristo articulado, que baja lentamente con el sonar de los tambores y el silencio de todos. Los desfiles procesionales de Astorga están llenos, sobre todo, de sentimiento, de emoción.
La Semana Santa no sólo son procesiones, sino también cientos de personas que llegan de todas partes para estar con la familia y los amigos. La ciudad se llena de gente, y las calles bullen. La tradición manda que en todos los establecimientos hosteleros la limonada es bebida obligada, y voluntad de cada cual está el escoger la mejor, visitando los distintos bares
Junto a la limonada las torrijas, para acompañar, que no todos hacen, pero sí son fáciles de hallar. Y las almendras, garrapiñadas o saladillas, que forman parte del ambiente semanasantero, y que se pueden adquirir en 'La Mallorquina', en 'Velasco', en 'Alonso' o en 'Flor y Nata', además de 'La Ermita' y 'Cabezas'.
La Semana Santa de Astorga, es, sin duda, uno de los mejores momentos de la ciudad y de sus gentes.
De la Borriquita al Resucitado
Que yo sepa ningún otro libro astorgano ha visto la luz en Fournier Artes Gráficas de Vitoria, la famosa imprenta donde se edita la baraja, que ya es buena carta de presentación salir de las mismas prensas que un producto sometido a la prueba del nueve del manoseo. Pues bien, Procesiones y pasos, el primoroso libro que hace un año editaba el Grupo Imagen Prisma con textos de los hermanos Velado Graña, lleva este popular e ilustre pie, la garantía impresora de la baraja. Sólo de Pascuas a Ramos sale en Astorga un libro de este postín, que además evoca el acontecer religioso que va de Ramos a Pascua.
Debo decir a favor de este libro que aunque no lo tenga ahora conmigo, lo conservo vivo y destellante dentro de mi cámara oscura. Recuerdo el brillo de su satinado, la talla de su formato, la densidad de su peso en imágenes, los agradecidos blancos de los versos que ponen ritmo y sentimiento a tanta tintura, la estampación de sus fotografías donde han quedado marcados los brillos y los mates, los descascarillados, las grietas y el arañazo de las gubias de todos y cada uno de los pasos de la Semana Santa de Astorga.
Procesiones y pasos es un festín para los ojos. Si alguien dijera que la categoría artística de muchos de los pasos no merecía primeros planos tan contundentes, se le podría responder no con la medición del arte sino con el desbordamiento afectuoso que despiertan entre nosotros esas figuras de nombre arrabalero o de evangelio apócrifo, como Cañinas y Morralero, y que son un ejercicio catequético, simplista y artísticamente maniqueo, salido del taller de Francisco López, el artesano que puso a un tiempo dulce desamparo al Jesús paciente y gesto irrisorio a los pequeñajos torturadores.
Andan por estas páginas todos los pasos de la Semana Santa astorgana sin faltar uno. Cierro los ojos y los recompongo en su detallismo fotográfico, desde la Borriquilla al Resucitado, pero sobre todo retengo una imagen, la voladora capa de San Juanín en su carrera flotando a doble página sobre la emoción borrosa de los espectadores de la plaza. Y muchos otros detalles que no son para contar, porque en este libro toma consistencia la frase de McLuhan: una imagen vale más que mil palabras. Pero también creo que en este libro, con sus muchas palabras, hasta las palabras tienen valor de imagen y se ponen a su servicio, al igual que las imágenes necesitan del valioso texto con que los hermanos Velado Graña ponen de relieve el relato bíblico, la explicación teológica y litúrgica, y la interpretación de la religiosidad popular, que por algo el libro se llama como se llama.
Estamos ante un alicatado de imagen y palabra, en el que la balanza se inclina a favor de las imágenes, porque una de las singularidades de estas trescientas páginas en formato mayor —aparte del recuento de las cofradías y otros apéndices— consiste en esa antología de textos poéticos sobre la Pasión donde están presentes lo mismo Lope que Unamuno, Diego que Valverde, Panero que Descalzo, pero en la que descuella sobre todo un subrayado de autor que va creciendo a lo largo del libro y que corresponde a la firma de Bernardo Velado.
Son cuarenta poemas inspirados en la Semana Santa astorgana, donde menudean décimas y sonetos, transposiciones —'Astorga es Jerusalén'— y aclimataciones —'Macarena de Astorga'— que conectan la vivencia local con la experiencia religiosa. Todo un jugoso poemario de Bernardo Velado sobre la Pasión esparcido a lo largo de todo este libro, no sólo por astorgano, inolvidable. En resumidas cuentas, un lujo de presentación, de calidad gráfica, de hermoso continente y de hondos contenidos. Un libro que vale más que pesa, y eso que pesa lo suyo.
Por José-Antonio Carro Celada, publicado en astorga.com
Origen e Historia de la Semana Santa de Astorga
La conmemoración de la Semana Santa en nuestra ciudad se atestigua documentalmente desde el siglo XVI, momento en el que se crean dos cofradías, nacidas bajo la tutela los conventos franciscano y benedictino: La cofradía de la Vera Cruz y Confalón en el siglo XVI y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad en el XVII, respectivamente.
En ese primer momento se crean las primeras imágenes y las primeras procesiones que perviven hasta nuestros días.
La Semana Santa astorgana sigue creciendo durante el siglo XVIII, sumando nuevas imágenes a los desfiles y aumentando la riqueza y solemnidad de los mismos.
Sin embargo, a principios del siglo XIX, los desastres de la Guerra de Independencia se hicieron sentir en la ciudad y particularmente en la Semana Santa. Se perdieron muchas imágenes y documentos, especialmente doloroso fue para los cofrades de Nuestro Padre Jesús Nazareno, pues la guerra se llevó la casi totalidad de sus tallas procesionales.
Tras el proceso de recuperación de todo lo perdido durante el siglo XIX, a principios del XX se vuelve a producir un nuevo impulso revitalizador. A propuesta del Obispo D. Julián de Diego y Alcolea, se creó en 1908 la Junta Pro Fomento de Semana Santa.
El objetivo de la nueva junta sería sacar del 'estado de languidez' en la que se encontraba la celebración, además de la reorganización de los desfiles y acrecentamiento del patrimonio escultórico. También durante este siglo, tras la Guerra Civil, se da un nuevo impulso con la aparición de nuevas cofradías además del encargo de nuevos pasos.
Desde 1989 hasta la actualidad se esta viviendo una nueva etapa de crecimiento de la Semana Santa, que comienza con la reorganización de la Junta, dotándola de nuevos estatutos.
A partir de aquí la labor de la Junta se ha centrado en la revitalización y dignificación de las procesiones, la recuperación de costumbres perdidas, y de ayuda a las cofradías que durante estos años han aumentado el número de sus componentes, han creado bandas de música de Semana Santa e incluso ha aparecido una nueva cofradía, la de las Damas de la Virgen de la Piedad. Asimismo actúa como uno de los motores culturales de la ciudad a través de distintos actos (conferencias, concursos, exposiciones,...)
Como hitos importantes en su gestión, está el lograr para la Semana Santa astorgana la Declaración de Interés Turístico Regional en 1997 y la Declaración de Interés Turístico Nacional en 2011.
Publicado en semanasanta-astorga.com