L@s vecin@s, acompañados de amigos y familiares de otros pueblos cercanos, del municipio cacereño de La Garganta —antiguo Alfoz bejarano—, conocidos con el gentilicio de 'paporr@s', desde el siglo XV peregrinan a pie, a caballo o en coche, al Llano Alto, donde espera el Alcalde junto al Estandarte de-La Garganta que encabezará poco después la marcha en procesión hasta el Santuario de la Virgen del Castañar en Béjar.
A mitad de camino, los romeros de La Garganta se juntan con los del municipio de Béjar, que llegan presididos también por su Alcalde, momentos donde el silencio interrumpido con los cánticos de las salvas. Todos se detienen y los alcaldes de ambas localidades se saludan e intercambian sus bastones, cediendo cortés y respetuosamente la presidencia de los actos el Alcalde de Béjar al de La Garganta, siendo investido de toda autoridad en la zona del Castañar, como manda esta bella y antiquísima tradición.
La solemne ceremonia religiosa abarrota el templo que muchos romeros tienen que seguir a través de los altavoces exteriores. Después de la Misa solemne llega el momento de beber, bailar y compartir una comida campestre, en la que no falta la leche frita de postre, que tiene lugar a la sombra de los castaños, en el hermoso bosque que rodea al Santuario, desde el que se divisa un paisaje de la sierra de incomparable belleza. Por la tarde, una breve ceremonia de despedida de la Virgen, con acceso al camarín de la Virgen y firma en el libro de honor, pone fin a la peregrinación. Los romeros se disponen a volver a La Garganta, recorriendo los catorce kilómetros, después de pasar este día festivo con el pueblo vecino.
Los jinetes ofrecen a su llegada una vistosa carrera a galope tendido hasta reunirse con el resto del pueblo y terminar todos juntos la fiesta con una merienda campera en el Corral de los Lobos, una finca situada a 2 km. del pueblo. Los peregrinos llegan a La Garganta con las últimas luces del día.
Cada año se va sumando un número creciente de visitantes de las más variadas procedencias, atraÍdos por la belleza y emotividad de la ceremonia religiosa, por el pintoresco paisaje serrano en el que se desarrolla y por la cálida hospitalidad de que son objeto.
Se trata de la fiesta más grande del municipio de La Garganta, de donde la Virgen del Castañar es patrona.
Desde 1946 los padres Teatinos son custodios del Santuario de la Virgen del Castañar, como, con anterioridad lo fueron los franciscanos.
Historia de la Romería a la Virgen del Castañar
En la Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Castañar, del monje franciscano Fray Francisco Yagüe, de 1795, citando un antiguo legajo que había estado en poder de Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Duque de Béjar y recogido por Diego de Siva en 1671, narra cómo el 25 de marzo de 1446 Joaquín Pérez, nacido en La Garganta y su mujer Isabel Sánchez, descubrieron la figura de una virgen con un niño en brazos, enterrada a los pies de un gran castaño, que había servido de refugio a su ganado.
El hallazgo se produjo cuando Béjar y su comarca se encontraban aquejadas de una terrible peste, por lo que los vecinos cortaron ramos del castaño con los que sanaron a los apestados, hasta dejar el árbol sin tronco ni raíces, para guardarlo también como reliquia.
Joaquín e Isabel, cumpliendo el mandato divino, vendieron su hacienda y recogieron limosnas con lo que construyeron una capilla en el lugar donde hoy se alza el santuario y el ocho de septiembre colocaron en ella la imagen y se celebró misa por primera vez.
Publicado en salamancartvaldia.es
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