De origen antiquísimo, estas tradicionales fiestas se celebran, el 24 de Noviembre y el fin de semana más próximo, en honor a San Juan de la Cruz, Patrón de la localidad jiennense de La Carolina, y conjugan las actividades religiosas y lúdicas que caracterizan a estas celebraciones.
Los actos religiosos tienen su punto álgido durante la solemne procesión de la imagen de San Juan de la Cruz que, precedida de la reliquia que es portada por un fraile carmelita, recorre el centro urbano, llegando a su ermita donde se quema una monumental traca.
En estas fiestas, se mantiene la tradicional rifa de un cerdo vivo que sucede cuando finaliza la eucaristía en honor al Patrón.
La fama de santidad de San Juan de la Cruz, antes incluso de iniciarse su proceso de beatificación y el hecho de que habitara por estos parajes, lo convirtieron en Patrón de la ciudad de La Carolina compartiendo, desde 1772 y hasta la fecha, el patronazgo con La Inmaculada Concepción.
Desde el año 2002 en la procesión de la festividad del Patrón de La Carolina, la imagen de San Carlos precede a la de San Juan de la Cruz. El templo parroquial de La Carolina se bendice con los nombres de La Concepción y San Carlos, a instancias de Olavide, en recuerdo del Rey Carlos III.
El programa de actos es organizado por la Hermandad de San Juan de la Cruz de la ciudad, en colaboración con el Ayuntamiento y otras entidades locales.
San Juan de la Cruz
Su verdadero nombre era Juan de Yepes y nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, pequeño pueblo abulense perteneciente a Castilla y León, una comunidad autónoma de España.
Murió su padre cuando Juan tenía seis años; a los nueve años, se trasladó con su madre a Medina del Campo, en donde a los 17 años, ingresa en un colegio de jesuitas para estudiar humanidades.
El año 1563 toma los hábitos de la orden religiosa Carmelita, adoptando el nuevo nombre de fray Juan de san Matías; al año siguiente se traslada a Salamanca para cursar estudios de teología en su célebre universidad. En el año 1567 es ordenado sacerdote, y adopta el nuevo y definitivo nombre de Juan de la Cruz. Su ilustre paisana de Ávila, Teresa de Jesús, trabó gran amistad con él y le integró en el movimiento de la reforma carmelita que ella había iniciado.
En 1568 Juan de la Cruz fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos, los cuales practicaban a ultranza la contemplación y la austeridad. Unos años después, 1577, sus intentos reformistas de las órdenes monásticas, le llevaron a sufrir 9 meses de dura prisión en un convento de Toledo, acusado de apóstata. De su cautiverio en aquella cárcel-convento de Toledo, nace la composición de su obra cumbre: 'Cántico espiritual'.
En otras poesías se puede llegar a entrever en lenguaje subliminal, el relato que hace de su astuta y sorprendente huida en la madrugada del 15 de agosto de 1578, estando la fortaleza sobre un peligroso acantilado sobre el Tajo profundo que ciñe a Toledo.
Para huir de la prisión conventual toledana, contó con las influencias que ejerció su paisana Teresa de Jesús, ante la duquesa de Alba.
Con su huida dio en refugiarse en un convento de Jaén y continuó con la reforma carmelitana, fundando varios conventos por Andalucía.
En esta región llegó a ser nombrado Vicario Provincial de la orden de Carmelitas Descalzos; pero el buen Juan siguió con su obstinación de la reforma, lo que le llevó a enfrentamientos con la jerarquía religiosa y a sufrir nueva prisión en el convento de la Peñuela, en plena Sierra Morena, en donde culminó la escritura de sus principales obras literarias.
Cuando por fin es excarcelado y se dispone a cumplir con el traslado que se le impone a América, el 14 de diciembre de 1591, muere a la edad de 49 años.
135 años después, es elevado a la categoría de santo, por la iglesia católica.
Publicado en los-poetas.com
San Juan de la Cruz en La Carolina
La primera y la última vez que San Juan de la Cruz vino a tierras de Andalucía en las que permaneció durante un gran período de tiempo, lo hizo entrando y deteniéndose por breve tiempo en lo que hoy es la ciudad de la Real Carolina.
Estuvo en el convento de La Peñuela que fue para el santo como un sorbo de agua fresca, las dos veces que llegó a este lugar lo hizo débil y macilento, perseguido y humillado, y en este rincón encontró la paz y el descanso.
La vida del santo fue una vida de sufrimiento y penalidades, pero a la vez de alegría y entrega por eso quiso ponerse de la Cruz, para que este símbolo reflejara lo que quería que fuera su vida: una entrega por los demás, sin importarle el sacrificio ni el sufrimiento.
Tanto amó a estas tierras y a sus habitantes que después de su muerte quiso agradecer a esta gente su cariño regalándole una misa a La Peñuela. No quiso irse definitivamente sin decir adiós a su rinconcito amado y entrañable.
135 años después de su muerte es elevado a Santo por la iglesia católica.
Publicado en wikanda.es
Ermita de San Juan de la Cruz
Data del siglo XVIII aunque en el mismo lugar donde hoy encontramos la ermita se encontraron informes históricos que datan del siglo XVI, donde dicen que se encontraba una capilla-oratorio perteneciente a los frailes del Convento de La Peñuela.
Doña Juana de Nava y Vozmediano dona sus tierras de La Peñuela y las Torrecillas al rey Carlos III para la implantación de las Nuevas Colonias, con la condición de que construyese esta ermita en honor a San Juan de la Cruz. Es entonces cuando se manda ampliar la capilla de los Carmelitas, con una nueva nave central. Además de construir el primer cementerio de la ciudad, encontrándose una cripta y un osario bajo la ermita.
Publicado en applicajaen.com
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