Fiestas, Ferias, Romerías... de Mairena del Alcor

La devoción que l@s mairener@s sienten por el Cristo de la Cárcel esta tan arraigada —desde los últimos años del siglo XVII—, que se le conoce con el sobrenombre de 'Señor de Mairena'. Parte de su capilla situada en la Plaza Principal, actualmente rotulada como de Antonio Mairena y popularmente conocida como Plaza de las Flores, tuvo comunicación con la antigua cárcel de la localidad, de la que tomó su nombre el Cristo.

El 11 de Marzo, sale la procesión del traslado desde la Capilla de su nombre para seguir el recorrido por la calle Ancha y la calle Real hasta la Iglesia Mayor de Santa María de la Asunción. En este multitudinario cortejo participan centenares de personas, tanto hermanos y devotos, unos precediendo al paso alumbrando con velas,  como penitentes ataviados con túnica, antifaz y cíngulo, todo de color morado, conocidos con el nombre de 'grillos'.

El nombre de 'grillos' le viene dado por el sonido que producen los grilletes que llevan atados a sus pies al arrastrarse por el suelo, que recuerdan a los presos que antiguamente oraban ante el 'Señor de Mairena' y que provoca gran escalofrío entre los presentes. Sonido que se ha convertido en una de las señas de identidad de estas procesiones.

Del 12 al 16 de marzo, tiene lugar el Solemne Quinario en honor a los sagrados titulares. Con este motivo la Hermandad del Santísimo Cristo de la Cárcel y Nuestra Señora del Amparo, que colabora con la Fundación Prolibertas y con la Cárcel Sevilla I, pide a los penitentes de los faroles y los 'grillos' colaboren con los más necesitados llevando productos no perecederos.

El 17 se celebra la Solemne Función Principal en honor de los titulares. El día 18 de marzo, fiesta del titular, se deshace el camino andado en la procesión del 11 de Marzo y el cuadro del Cristo de la Cárcel y la imagen de la Virgen del Amparo vuelven a su Capilla por el recorrido habitual.

El Cristo de la Cárcel va colocado en el paso de salida sobre una ráfaga de plata (sólo visible desde la parte trasera), rodeado de un manto morado que cubre los laterales y la parte superior del cuadro. Lo remata una corona imperial dorada de gran tamaño, compuesta por medio aro con relieve de pedrería abundante. Delante del Cristo se coloca una imagen de tamaño académico de la Virgen del Amparo, titular gloriosa de la hermandad.

Tanto la procesión de ida como la de vuelta, que concita a gran cantidad de público procedente de la comarca de los Alcores y la capital, se celebran a idéntica hora: las diez de la noche, y cuentan con el acompañamiento de una capilla musical, que a lo largo del recorrido interpreta composiciones dedicadas al Cristo de la Cárcel.

El culto al Cristo de la Cárcel está documentado desde mediados del siglo XVII. 

El cuadro del Cristo de la Cárcel, pintado al óleo sobre lienzo, representa a un crucificado sobre fondo negro, con tres clavos que le traspasan pies y manos. En su cabeza, coronada de  espinas e inclinada sobre el hombro derecho, brillan tres potencias doradas. La posición de los brazos, delgados y algo rígidos, la débil anatomía del cuerpo, su posición recta, la sencillez del sudario y la disposición del pelo y las heridas, constituyen evidentes rasgos de arcaísmo. Por sus trazas estilísticas posiblemente date de la segunda mitad del siglo XVI.

Pertenecía a Tomás de Paz y Marina Palacios, acaudalados vecinos de la villa que residían en una casa próxima a la cárcel. Cuenta la tradición que la imagen apareció en un mechinal o hueco en la pared de su casa, donde estaba oculto o abandonado, interviniendo milagrosamente en la demostración de inocencia de una esclava acusada de cometer un robo. 

La antigua imagen del Santísimo Cristo fue destruida en julio de 1936, realizándose entonces una reproducción de la primitiva por el pintor D. Félix Lacárcel, que es la que actualmente se conserva. Le acompaña, como imagen cotitular, la Virgen del Amparo; pequeña talla que, siendo también destruida en los acontecimientos de 1936, fue reproducida por el escultor local D. Antonio Gavira Alba en la década de los cincuenta.

La imagen, por su singularidad y la devoción que l@s mairener@s le han tenido siempre, se ha convertido, con el paso del tiempo, en un icono de identidad de la localidad.

Fuente: Marta María Triana

La capilla del Cristo de la Cárcel se halla en la plaza de Antonio Mairena. El templo data de finales del siglo XVII y consta de una nave con bóveda de cañón y cúpula en la cabecera. Se construyó adosada a la cárcel de la villa para albergar la imagen que anteriormente se veneraba en la capilla de la cárcel.  Una ventana permitía a los presos asistir a los oficios religiosos. Su aspecto actual se debe a las diferentes reformas efectuadas en las décadas segunda y última del siglo XX.

En el interior de la iglesia reciben también culto las imágenes de la Hermandad del Santo Entierro (Santo Sepulcro de Cristo y Virgen de la Soledad), la Virgen de los Reyes, San Antonio y una Divina Pastora, del siglo XVIII, que antes fue Virgen de la Silla y que proviene de la iglesia de San Luís de Sevilla.

Una de las leyendas concierne a su llegada a Mairena. Según la tradición oral, este cuadro se encontraba arrumbado en la habitación de una casa nobiliaria, propiedad de Juan Tomás de Paz y Alcocer y su mujer Marina Palacios y Salcedo. Ambos, al parecer, lo habían traído de América, junto a tres esclavas que los servían.

La leyenda abunda en que, acusada una de estas sirvientas de falso testimonio, se encomendó al Cristo pintado en esta obra, que 'empezó a manifestar su amor y misericordia con ruido misterioso, extraordinaria luz y otras señales', según recoge Elías Méndez en la reseña histórica que publicó de esta imagen en 1894. Al comprobarse la inocencia de la esclava, el pueblo entero acudió a venerar al Cristo. A la par, su dueña y la criada protagonista del milagro comenzaron a visitar la cárcel —que se encontraba muy próxima al domicilio donde vivían— como acto de misericordia con los presos. Con el paso del tiempo decidieron que la imagen recibiera culto en el penal. 

Tal fue el fervor que este icono pictórico adquirió que en el último tercio del siglo XVII se le levantó capilla propia conectada con la cárcel.

La segunda de las leyendas —aunque ésta sí cuenta con mayor rigor histórico— entronca con las dos procesiones que protagoniza el Cristo de la Cárcel, durante las cuales se traslada desde su capilla a la parroquia de Santa María de la Asunción y viceversa. El origen se remonta a 1849, un año marcado por una sequía que asolaba los campos, motivo por el cual se sacó a la venerada imagen en procesión de rogativas el 18 de marzo. Tras la llegada del Cristo a la mencionada parroquia, comenzó a llover, motivo por el cual los días posteriores se celebró un quinario de acción de gracias por el agua recibida.

Éste también fue el origen de la actual hermandad (que la forman más de 1.100 miembros), ya que la primitiva congregación había desaparecido un siglo antes.

Publicado en diariodesevilla.es

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