fiesta-san-juan-olentzero-ochagavia
El Olentzero llega a la parte alta de Ochagavía

Ochagavía, en la comarca de Roncal-Salazar de Navarra, celebra el 27 de Diciembre la festividad de San Juan Evangelista, co-patrono de la villa, y la llegada del Olentzero, aunque la historia y tradición diga que éste simpático y querido 'carbonero' aparece anunciando el invierno en la fecha del solsticio.

Como todos los años el querido 'carbonero' baja de los montes para repartir cariño y regalos. Durante este día festivo, tan especial en la agenda de actividades culturales de Ochagavía, hay actividades para niños y adultos durante todo el día y la música es la gran protagonista, llenando todos los rincones del pueblo.

Las antorchas encendidas de los que les esperan iluminan el camino, mezcladas con el sonido de la txalaparta, que anuncia la llegada de Olentzero, y los cánticos. Niños y mayores acompañan a Olentzero en su recorrido por Ochagavía, en una korrika dantza que termina con el reparto de castañas asadas e 'ingenios' de madera que Olentzero ha fabricado con sus propias manos.

Los niños esperan su llegada atisbando el Muskildamendi en la dirección de Intsurdoia, el Iratibide que lo bordea. Siempre la señal de su llegada la componen las teas encendidas que iluminan el camino, portadas por todos aquellos que se le han ido uniendo por bordas y tajos y que también abandonan sus trabajos, imposibles de realizar como consecuencia del invierno. Al haber oscurecido, todos han encendido las teas y forman un cortejo serpenteante que excita la imaginación de los más pequeños.

Y Olentzero llegó del monte

 

Entre el cortejo pronto distinguimos a Olentzero por su espectacular tamaño, su gran boina, su vieja y retorcida barba – como si remedase la asimismo retorcida pipa- ,y su cara totalmente tiznada del polvo del carbón que durante todo este año ha estado produciendo. Su aspecto fiero causa pavor en los más pequeños, hasta que el frío uxin hace revolotear los copos de nieve que cubren las calles y que, lanzándolas en todas las direcciones, golpean permanentemente y con fuerza la cara del olentzero, provocándole el efecto de un inesperado lavado. Aparece entonces una cara sonrosada, dominada por una gran narizota e iluminada por unos ojos sonrientes ,dando un aspecto risueño a su conjunto ,muy lejos del fiero que nos enseñaba antes.

Patxi del Castillo en la revista oficial de Olentzero de Iruña