Desde 1966 en la parroquia ourensana de Manzaneda, el Martes de Carnaval o Entroido, se celebra el ‘Fulión’, con un desfile en el que se juntan los ‘fuliones’, de las distintas parroquias manzanedenses, formando un impresionante estruendo entre bombos, tambores, cencerros y utensilios de labranza metálicos, en el que destaca su personaje tradicional, la ‘mázcara’.
Acaba el día, que es fiesta local a efectos laborales, con una increíble comida popular, típica de estas fechas en Galicia, que sustituye a la tradicional ‘Festa da Matanza’, a base de cerdo: chorizo cocido, empanada, ¡carne o caldeiro’, rabo…, todo regado con buenos vinos y de postre la típica ‘bica’ gallega.
Los ‘fuliones’ de Manzaneda son espectaculares por su ritmo acompasado e ininterrumpido y la elegancia y colorido de las ‘mázcaras’, personaje indiscutible de la fiesta, que viste un traje de gran colorido y porta sobre su cabeza un característico gorro engarzado con cintas de colores y sus saltos y danzas de origen arcaico.
Los actos significativos son parecidos a los del concello vecino de Vilariño de Conso. Tienen una diferencia y es que las comparsas con sus versos ridiculizan o se ensalzan los aconteceres locales durante el transcurso del año.
También en Manzaneda se distingue ‘fulión’ y ‘fuliada’, esta última se compone del ‘fulión’, las ‘mázcaras’ y la comparsa. También se hace en ocasiones la lectura del testamento.
‘O fulión’ son (según Federico Cocho) embajadas música-carnavalescas que se envían recíprocamente unas parroquias a otras durante el tiempo de Carnaval o Entroido. Cada ‘fulión’ lleva un jefe que le va diciendo al grupo por donde se va, donde se paran, donde bailan... Cada ‘fulíón’ lleva una o varias ‘mázcaras’ que bailan y bailan y bailan sin parar.
Estos grupos también llevan ‘o touro’, representado por un hombre disfrazado de toro, que va arremetiendo contra las personas y haciendo las delicias de los niños. También acompaña el Torero, el Oso y otros personajes disfrazados e icónicos en tan tradicional evento.
En las paradas se recitan los versos alusivos a la familia respectiva y estos responden invitando a bebidas y dulces. Se respetan las casas que están de luto.
La fiesta termina con el reparto del toro... en donde suele haber algunos problemas sobre todo con el reparto de los cuernos. Todo es sátira.
Significado de 'Fulión'
Se trata de un encuentro entre los vecinos de las parroquias más cercanas, que durante dos o tres días a la semana se reunían a la caída del sol, en los meses de invierno, para tocar, cantar y bailar. Hoy en día esta tradición está siendo impulsada de nuevo, aunque con pequeños matices técnicos y de emplazamiento.
Las 'Mazcaras'
Las 'mázcaras', ataviadas con su gran pucho en forma cónica, adornadas con llamativas cintas de colores, bastón, polainas blancas, puntillas de toda clase de colores, esa peculiar mantilla de flores cruzada y los ruidosos cencerros a la cintura, también conocidos como chocallas, son el alma del entroido del pueblo.
La careta del boteiro es una verdadera joya de artesanía, ya que no existen dos iguales. Esta se compone de dos partes.
La parte superior, que recibe el nombre de pantalla, está hecha de un armazón de hierro que se recubre con cientos de pliegos de papel de seda previamente doblados y recortados que se pegan en dicha estructura buscando una disposición simétrica de los colores.
En la parte inferior se sitúa la máscara de madera que va fijada a la estructura metálica mediante una especie de casco. La expresión facial de estas máscaras oscila entre la burla, con sonrisas socarronas de dientes bien marcados, y el afán de intimidar e infundir miedo, de ahí la presencia de reptiles, entre los que se impone la serpiente. También pueden tener caras de animal y no es extraño que se añadan elementos como los cuernos. La tradición más extendida es que la cara se pinte de color negro, aunque existen aldeas cuyas máscaras tradicionalmente dejaban la cara del color natural de la madera. Por último, en los laterales de la máscara de madera hay dos correas de cuero que ciñen la careta al cuello del boteiro y que quedan ocultas bajo varios pliegues de papel de seda de la parte posterior (que hacen la función de pelo).