Fiestas, Ferias, Romerías... de Trasmoz

Algunos pueblos de la Comarca de Tarazona y el Moncayo recogen estas fiestas entre las tradiciones del otoño. Sus ritos difieren muy poco de unos pueblos a otros. En Trasmoz, fieles a la intención de que las antiguas tradiciones perduren, se ha ido recuperando poco a poco parte de este ritual.

El singular escenario, el pueblo, aparece engalanado y preparado: las casas están decoradas con flores de temporada, esqueletos, monstruos, gatos negros, calderos y otros horrores. Los bares colocan barras extras para poder atender a propios y extraños. En la calle principal se visita un fantástico mercadillo artesanal temático, donde cautivan muy en especial los puestos de las brujas, mujeres trasmocenses que ofrecen toda clase de pócimas elaboradas con ingredientes naturales de la zona: aceites esenciales, bálsamos, aromaterapia, menjunjes relajantes…

También saben recomendar rituales y hechizos para contrarrestar maleficios, envidias y otros pesares del cuerpo o la mente. Y si estamos pasando por una mala racha, hallaremos solución con talismanes, cuarzos y velas aromáticas.

Esta fiesta, que se celebra alrededor de 1º de noviembre, tiene sus primeros actos por la mañana, cuando los niños salen a recoger calabazas las cuales luego son transportarlas en remolques hacia la Plaza de España. Con estas calabazas, una vez modeladas, vaciadas e incorporada la vela, se decoran las calles del pueblo para que por la noche formen caminos de luz.

No faltan los talleres y actuaciones para el público menudo. Al mediodía, a la hora de comer, se ofrecen raciones de alubias con guindilla y bebida.

Actúan los cuentacuentos cuyas narrativas, acompañadas de música misteriosa, se centran en leyendas locales y cuentos de brujas, gnomos y fantasmas. También se hace un repaso a la historia para recordar la maldición que pesa sobre Trasmoz y su castillo, este último es visita obligada.

Por la tarde, a primera hora, con la colaboración de los visitantes se colocan las calabazas, ya convertidas en 'calaveras' por el cementerio y el monte, para marcar el camino a las ánimas. Al caer el sol, hay una procesión de ánimas que va desde la iglesia de la Virgen de la Huerta hasta el cementerio donde se reza un responso por las almas de los difuntos.

También es tradición entonar el canto de 'Los Gozos para las Ánimas Benditas', un cántico recuperado que se cantaba hace siglos en la localidad.

Acabados los actos religiosos se vuelve a la Plaza en la que se enciende la hoguera y se preparan las brasas para preparar la merienda que habrá para todos los asistentes; hay talleres de maquillaje para los más pequeños; pasacalles y música que ameniza la noche; bailes típicos aragoneses; fotocall e incluso un recorrido nocturno por las calles de la localidad, llamado Calles Animadas. De un momento a otro, aparecen por todas partes siluetas espectrales, esqueletos, momias, lobos, vampiros y hasta zombies. La fiesta cobra así un segundo aire que anuncia una noche larga.

A medianoche la Fundación Castillo de Trasmoz obsequia a todos los visitantes con la tradicional queimada con su correspondiente conjunto incluido, que aleja a los malos espíritus y atrae bondades a quienes beben un chupito de este brebaje, acompañada de dulces artesanales y música hasta altas horas de la madrugada.

Se habla de orígenes celtas, donde festejaban la llegada del imperio de las tinieblas, propiciadas por las largas noches invernales. Era el momento para que los espíritus aflorasen y vagasen entre los vivos.

Fuente: panibericana.com

Tramoz, en la falda del Moncayo, es el pueblo brujo más famoso de la provincia de Zaragoza. La historia de tía Casca, despeñada por los vecinos tras ser acusada de echar mal de ojo y traer desgracias, es el germen de esta tradición bruja en el pueblo. Se tiene además como costumbre en las últimas décadas distinguir a una de sus vecinas con el título de bruja del año, todo un honor para la elegida. Trasmoz tiene como imagen más conocida el castillo, cuya existencia también se atribuye a la magia negra, y un dato llamativo; es el único pueblo excomulgado de España. Bécquer dejó constancia de las leyendas brujeriles en sus ‘Cartas desde mi celda’, donde hablaba de la tía Casca, la Galga y la Dorote.

Durante el siglo XIII, los ocupantes del castillo falsificaban monedas. Para evitar que la población local investigara el raspado y martilleo, difundieron el rumor de que brujas y hechiceros hacían sonar cadenas y forjaban calderos para hervir pociones mágicas por la noche. Trasmoz era una comunidad próspera y un poderoso feudo, lleno de minas de hierro y plata y vastas reservas de madera y agua. También era territorio laico, lo que significaba que no pertenecía al dominio circundante de la Iglesia, y por real decreto no tenía que pagar cuotas o impuestos al cercano monasterio de Veruela, hecho que enfureció a la Iglesia.

Cuando los rumores de Trasmoz como refugio de brujería comenzaron a extenderse más allá de los límites del pueblo, el abad de Veruela aprovechó su oportunidad para castigar a la población, solicitando que el arzobispo de Tarazona, la ciudad cercana más grande, excomulgara a todo el pueblo.

Esto significaba que no se les permitía confesarse ni tomar los santos sacramentos en la iglesia católica. La rica comunidad de Trasmoz, una mezcla de judíos, cristianos y árabes, no se arrepintió, lo que habría sido la única forma de eliminar la excomunión. Las disputas con Veruela continuaron durante muchos años, y llegaron a un punto crítico cuando el monasterio comenzó a desviar agua del pueblo en lugar de pagarla. En respuesta, Pedro Manuel Ximenez de Urrea, el señor de Trasmoz, se alzó en armas contra el monasterio. Pero antes de que estallara una guerra abierta, el rey Fernando II de Aragón abordó el asunto y decidió que las acciones de Trasmoz estaban justificadas.

El Museo de Brujerías y Leyendas de Trasmoz recupera y explica a sus visitantes las tradiciones de la localidad y de la comarca de Tarazona y Moncayo para que no caigan en el olvido.

Se asienta en un antiguo horno de pan rehabilitado por el Ayuntamiento de Trasmoz, la Cooperativa El Acebo del Moncayo y la Asociación el Embrujo de Trasmoz, y acoge una exposición permanente sobre brujería en un recorrido que guía el visitante en un recorrido por las instalaciones en las que se puede conocer la realidad y la leyenda que se esconde detrás de la historia mágica de este municipio, repasando las aventuras de las famosas brujas que allí habitaron y cuyas vidas han sido objeto de estudio y admiración.

La vida de Dorotea, la Casca o la Galga, las plantas medicinales y utensilios que usaban, su forma de hablar con los muertos, sus animales, sus rituales de protección y de adivinación, así como su día a día, forman parte de los contenidos de un centro que se creó para sorprender a los visitantes con la historia real y legendaria de la zona del Moncayo.

• Asociación Cultural ‘El Embrujo de Trasmoz’